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Baúl roto - Nido de ratas - Escarnio de dioses (pasado) - Ronnie
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Baúl roto - Nido de ratas - Escarnio de dioses (pasado) - Ronnie
Suspira, abre los ojos, que ruido tan molesto.
El sonido de la mosca aleteando en la habitación. Bosteza, mira a su izquierda, en la mesita está vibrando el teléfono. Un Xperia Z5 en color verde oliva. La pantalla no para de lanzar flashes, mientras hace un sonido aún más molesto que el de el insecto que salta de un lado a otro, la boca del ghoul se mueve de lado a lado, como una "S", se relame los labios, y se rasca la cabeza, resequedad cae a sus hombros, mientras se pone de pie.
Sus pasos llenan la habitación con el ruido que hacen sus pies, mientras la mosca le persigue, posándose en sus dedos, queriendo chupar la mugre de sus uñas.
Se pone de frente al espejo, y observa su desmejorado rostro, los ojos negro y rojo, el pelo revuelto, y los dientes llenos de sarro, no ha podido asearse correctamente estos dos días por el pedido de el pastel para "ella", una cliente especial que viene desde Okinawa y que exigió de forma fetichista un tipo de carne que no se consigue fácil en Japón. Pero la pesadilla ha terminado; pudo terminarlo, y matar al niño americano, los cuales tanto abundan en Roppongi. Todo quedó a pedir de boca según los comentarios de los felices ghouls que disfrutaron su "Sutaruberi Keki", pero en vez de fresas, ojos.
Es hora de barrer, señor repostero.
Con lo que he ganado ayer, puedo pagar el alquiler por otros seis meses... - , dice mientras con una libreta anota un montón de números, y en su celular teclea sobre la aplicación de la calculadora, - Además, tengo que hacer el pequeño bollo para el cliente de Milton, ahí son unos... ajá ajá - , de nuevo al teléfono. De nuevo a la libreta, mira el reloj en la pantalla, - 8:43... Ya casi es hora de abrir - , murmura mientras se pone de pie y se dirige a la puerta de esa habitación.
Entra a un pequeño cuarto de azulejo blanco, con diversos viniles pegados en las paredes, de color azul que forman líneas muy delgadas y sinuosas. Simulan algún jardín lleno de delicadas ramas y flores de todo tipo. Pulsa un botón al lado de una cortina de acero, y esta lentamente empieza a levantarse. Mientras esta sube, revelando la luz del sol que se asoma por el cristal, los ojos del repostero van perdiendo ese negro, para tornarse blancos, "normales", sonríe.
"Frosted Dreams" Dice afuera, en una bella tipografía enredada pero bien nítida. El azul pastel en mate predomina en la fachada, haciéndose algo discreta, pero resaltando con elegancia del resto de edificios grises del resto de la calle.
Pone su mirada en el cristal, mientras acomoda los panes que ha horneado durante la madrugada en los estantes, prende la fermentadora. Enciende el horno de gas, y se pone en la mesa manchada de harina a preparar el pan para la tarde. El primer cliente podría estar esperando en cualquier momento...
El sonido de la mosca aleteando en la habitación. Bosteza, mira a su izquierda, en la mesita está vibrando el teléfono. Un Xperia Z5 en color verde oliva. La pantalla no para de lanzar flashes, mientras hace un sonido aún más molesto que el de el insecto que salta de un lado a otro, la boca del ghoul se mueve de lado a lado, como una "S", se relame los labios, y se rasca la cabeza, resequedad cae a sus hombros, mientras se pone de pie.
Sus pasos llenan la habitación con el ruido que hacen sus pies, mientras la mosca le persigue, posándose en sus dedos, queriendo chupar la mugre de sus uñas.
Se pone de frente al espejo, y observa su desmejorado rostro, los ojos negro y rojo, el pelo revuelto, y los dientes llenos de sarro, no ha podido asearse correctamente estos dos días por el pedido de el pastel para "ella", una cliente especial que viene desde Okinawa y que exigió de forma fetichista un tipo de carne que no se consigue fácil en Japón. Pero la pesadilla ha terminado; pudo terminarlo, y matar al niño americano, los cuales tanto abundan en Roppongi. Todo quedó a pedir de boca según los comentarios de los felices ghouls que disfrutaron su "Sutaruberi Keki", pero en vez de fresas, ojos.
Es hora de barrer, señor repostero.
Con lo que he ganado ayer, puedo pagar el alquiler por otros seis meses... - , dice mientras con una libreta anota un montón de números, y en su celular teclea sobre la aplicación de la calculadora, - Además, tengo que hacer el pequeño bollo para el cliente de Milton, ahí son unos... ajá ajá - , de nuevo al teléfono. De nuevo a la libreta, mira el reloj en la pantalla, - 8:43... Ya casi es hora de abrir - , murmura mientras se pone de pie y se dirige a la puerta de esa habitación.
Entra a un pequeño cuarto de azulejo blanco, con diversos viniles pegados en las paredes, de color azul que forman líneas muy delgadas y sinuosas. Simulan algún jardín lleno de delicadas ramas y flores de todo tipo. Pulsa un botón al lado de una cortina de acero, y esta lentamente empieza a levantarse. Mientras esta sube, revelando la luz del sol que se asoma por el cristal, los ojos del repostero van perdiendo ese negro, para tornarse blancos, "normales", sonríe.
"Frosted Dreams" Dice afuera, en una bella tipografía enredada pero bien nítida. El azul pastel en mate predomina en la fachada, haciéndose algo discreta, pero resaltando con elegancia del resto de edificios grises del resto de la calle.
Pone su mirada en el cristal, mientras acomoda los panes que ha horneado durante la madrugada en los estantes, prende la fermentadora. Enciende el horno de gas, y se pone en la mesa manchada de harina a preparar el pan para la tarde. El primer cliente podría estar esperando en cualquier momento...
Yoru KyoukeiGhoul Clase C
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Re: Baúl roto - Nido de ratas - Escarnio de dioses (pasado) - Ronnie
- Hay un lugar que podría gustarte. ¿Le gustaría ir? - Mencionó Raphael, viéndome desde el retrovisor mientras conducía suavemente por el pequeño camino hacia la salida de los terrenos de la mansión. Me encontraba sentado en el asiento trasero posicionándome en el asiento cercano a la puerta del lado derecho del vehículo, el cinturón de seguridad cubría mi pecho y se terminaba por ajustar en el broche, en mi mano descansaba un libro abierto a mitad y en la otra el separador de hojas recién sacado del mismo. Alce mi vista para ver a mi criado, mi compañero y amigo que estaba al volante. - Tengo días sin salir de casa, asi que dejo libre la elección de nuestra primera salida en tokyo. - Sonreí asintiendo a la propuesta que el otro acababa de ofrecerme, para luego empezar la lectura.
Apenas el coche salió y todo asfalto, aumento un poco mas la velocidad marcando los 70-75 km/h, la cual se mantenía a raya y no aumentaba o disminuía a menos que hubiese alguna regla, semáforo u obstáculo que afectase. El vehiculo pertenecia a la marca Subaru, siendo el modelo WRZ Impreza ST. Las ventanas no estaban tintadas y el mismo era de un color azul, en pocas palabras aun estaba de fábrica e incluso los asientos mostraban esa característica que delataba que era nuevo. Pues apenas hace unos dias que Raphael lo recogió en la agencia de vehículos, comprado con el dinero de la familia. Una suma insignificante para lo que producía mi padre en su trabajo, asi que no importaba mucho si era uno mas costoso o menos. El transito por la mañana parecía normal, dándome el lujo de detener mi lectura y admirar el panorama a mi rededor. Edificios llamativos, otros no tanto, mucha gente en las calles. Como hormigas en filas yendo y viniendo, quien sabe cual seria sus destinos; tal vez el trabajo o el hogar, e incluso algo mas que no podía deducir al momento.
La población al alcance de mi vista fie disminuyendo, y las calles se volvieron un poco mas angostas que las principales, parecía que nos adentrábamos un poco mas en estas al salir de las principales. Volvi a tomar mi lectura en el momento, llegando a descansar mi vista cada dos paginas y alzándola para ver a otro lado e incluso de vez en cuando a Raphael, el cual se encontraba muy atento al conducir. Raphael era un hombre de la misma complexión mía, e incluso su estatura difería de la mía por unos centímetros, siendo él un poco mas alto. Su cabello era marrón, de una tonalidad clara y cuyas hebras eran muy finas, desorganizándosele en breves momentos ya sea por un movimiento brusco o por el mismo viento si venia con fuerza. Usa gafas negras y cuadradas, cuyo modelo no es con exactitud cuadrado, sino un poco más arqueadas en algunos lados, dándole asi una presencia muy formal y seria. Ojos de tonalidad dorada opaca, como si al oro de sus ojos le faltase pulirse para brillar.
Este al sentir que le veía, hizo lo mismo por el retrovisor para verme. Ya sabiendo que se volvió incomodo el momento, preferí hablar para matar el silencio que abundaba en el coche. Gracias a que siempre los vidrios estaban subidos y el aire acondicionado encendido, se mantenía un ambiente fresco y silencioso, quedándose afuera todos los olores desagradables y los ruidos innecesarios pasaban casi sin notarse. - ¿Falta mucho? - Pregunté, ya que no conocía con exactitud el lugar, no sabia decir por cuenta propia cuanto faltaba para llegar. En cambio Raphael parecía ya haber estudiado cada calle y tenerla memorizada para no perderse, ¿O el caso era diferente? - Falta poco, erre en una calle por lo que me tomara unos segundos volver a la correcta y estacionarme. - Simple error humano causaba una tarde parada, dejando pasar aquello por alto no seria necesario reprimirle por su error. A diferencia de los demás criados y sirvientes que teníamos a nuestra disposición, nunca ha sido falta levantarle la mano a Raphael por algún error cometido, pues el aprecio que le tenia a él era muy diferente del resto, tachándoseme en las sombras como alguien crudo y severo con los residentes de a anterior residencia y la actual.
El coche cruzó la calle que seguía y tras un instante se estacionó correctamente cerca de nuestro destino. Coloque el separador de paginas justo donde había quedado, cerrando el libro y manteniéndolo en mi mano izquierda. Raphael apagó el coche y al igual que yo, procedimos a quitarnos el cinturón de seguridad y bajar. - Frosted Dreams - Cito el nombre del lugar mientras caminábamos, viendo la fachada del exterior entre los demás edificios. - Su madre, mencionó este lugar mientras hablaba con su padre, no pude evitar oírlo y creí que e gustarle a usted. - Dijo, acomodándose las gafas con su dedo indice. - Esta bien, vamos a ver que podríamos gustar esta mañana. - Se podía notar la libertad que tenia Raphael al hablarme y actuar por cuenta propia, e incluso no se llegaba a percibir que este trabajase para mí, pareciendo un par de amigos a simple vista. Cosa agradable, pues el tiempo pulió su ser que ya no era necesario ordenarle ni decir que hacer y que no.
Entramos al lugar, detallando apenas un poco, dirigiéndonos hacia los mostradores. Ahí quizás podríamos ver algo que nos atrajese antes de pedir el menú. - Mira eso ¿Sera comestible? - Había un pastel pequeño, quizás menos de un kilo tendría. Decorado con bordes blancos, y con un pincel triangular de repostería, le daban un diseño a la crema de especie de fragmentos triangulares color rosa. Mas en su superficie tenia escrito el típico "Feliz Cumpleaños", solo que estaba en japonés. - Se ve exquisito. - Menciono el castaño, ahora dirigiéndonos hacia la barra tomaríamos los menús para ver la selección de postres. - Buenos días. - Dije, notando apenas a un hombre moreno al otro lado. Para luego empezar a leer el menú, seguido Raphael igual saludo al moreno. Pues desde que entramos no notamos la presencia de un tercero o simplemente preferimos ignorarlo, en sí no sabría decir si llego a saludar antes o no.
Apenas el coche salió y todo asfalto, aumento un poco mas la velocidad marcando los 70-75 km/h, la cual se mantenía a raya y no aumentaba o disminuía a menos que hubiese alguna regla, semáforo u obstáculo que afectase. El vehiculo pertenecia a la marca Subaru, siendo el modelo WRZ Impreza ST. Las ventanas no estaban tintadas y el mismo era de un color azul, en pocas palabras aun estaba de fábrica e incluso los asientos mostraban esa característica que delataba que era nuevo. Pues apenas hace unos dias que Raphael lo recogió en la agencia de vehículos, comprado con el dinero de la familia. Una suma insignificante para lo que producía mi padre en su trabajo, asi que no importaba mucho si era uno mas costoso o menos. El transito por la mañana parecía normal, dándome el lujo de detener mi lectura y admirar el panorama a mi rededor. Edificios llamativos, otros no tanto, mucha gente en las calles. Como hormigas en filas yendo y viniendo, quien sabe cual seria sus destinos; tal vez el trabajo o el hogar, e incluso algo mas que no podía deducir al momento.
La población al alcance de mi vista fie disminuyendo, y las calles se volvieron un poco mas angostas que las principales, parecía que nos adentrábamos un poco mas en estas al salir de las principales. Volvi a tomar mi lectura en el momento, llegando a descansar mi vista cada dos paginas y alzándola para ver a otro lado e incluso de vez en cuando a Raphael, el cual se encontraba muy atento al conducir. Raphael era un hombre de la misma complexión mía, e incluso su estatura difería de la mía por unos centímetros, siendo él un poco mas alto. Su cabello era marrón, de una tonalidad clara y cuyas hebras eran muy finas, desorganizándosele en breves momentos ya sea por un movimiento brusco o por el mismo viento si venia con fuerza. Usa gafas negras y cuadradas, cuyo modelo no es con exactitud cuadrado, sino un poco más arqueadas en algunos lados, dándole asi una presencia muy formal y seria. Ojos de tonalidad dorada opaca, como si al oro de sus ojos le faltase pulirse para brillar.
Este al sentir que le veía, hizo lo mismo por el retrovisor para verme. Ya sabiendo que se volvió incomodo el momento, preferí hablar para matar el silencio que abundaba en el coche. Gracias a que siempre los vidrios estaban subidos y el aire acondicionado encendido, se mantenía un ambiente fresco y silencioso, quedándose afuera todos los olores desagradables y los ruidos innecesarios pasaban casi sin notarse. - ¿Falta mucho? - Pregunté, ya que no conocía con exactitud el lugar, no sabia decir por cuenta propia cuanto faltaba para llegar. En cambio Raphael parecía ya haber estudiado cada calle y tenerla memorizada para no perderse, ¿O el caso era diferente? - Falta poco, erre en una calle por lo que me tomara unos segundos volver a la correcta y estacionarme. - Simple error humano causaba una tarde parada, dejando pasar aquello por alto no seria necesario reprimirle por su error. A diferencia de los demás criados y sirvientes que teníamos a nuestra disposición, nunca ha sido falta levantarle la mano a Raphael por algún error cometido, pues el aprecio que le tenia a él era muy diferente del resto, tachándoseme en las sombras como alguien crudo y severo con los residentes de a anterior residencia y la actual.
El coche cruzó la calle que seguía y tras un instante se estacionó correctamente cerca de nuestro destino. Coloque el separador de paginas justo donde había quedado, cerrando el libro y manteniéndolo en mi mano izquierda. Raphael apagó el coche y al igual que yo, procedimos a quitarnos el cinturón de seguridad y bajar. - Frosted Dreams - Cito el nombre del lugar mientras caminábamos, viendo la fachada del exterior entre los demás edificios. - Su madre, mencionó este lugar mientras hablaba con su padre, no pude evitar oírlo y creí que e gustarle a usted. - Dijo, acomodándose las gafas con su dedo indice. - Esta bien, vamos a ver que podríamos gustar esta mañana. - Se podía notar la libertad que tenia Raphael al hablarme y actuar por cuenta propia, e incluso no se llegaba a percibir que este trabajase para mí, pareciendo un par de amigos a simple vista. Cosa agradable, pues el tiempo pulió su ser que ya no era necesario ordenarle ni decir que hacer y que no.
Entramos al lugar, detallando apenas un poco, dirigiéndonos hacia los mostradores. Ahí quizás podríamos ver algo que nos atrajese antes de pedir el menú. - Mira eso ¿Sera comestible? - Había un pastel pequeño, quizás menos de un kilo tendría. Decorado con bordes blancos, y con un pincel triangular de repostería, le daban un diseño a la crema de especie de fragmentos triangulares color rosa. Mas en su superficie tenia escrito el típico "Feliz Cumpleaños", solo que estaba en japonés. - Se ve exquisito. - Menciono el castaño, ahora dirigiéndonos hacia la barra tomaríamos los menús para ver la selección de postres. - Buenos días. - Dije, notando apenas a un hombre moreno al otro lado. Para luego empezar a leer el menú, seguido Raphael igual saludo al moreno. Pues desde que entramos no notamos la presencia de un tercero o simplemente preferimos ignorarlo, en sí no sabría decir si llego a saludar antes o no.
Ronnie RammsteinerGhoul Clase C
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